El momento de ayer

Ahí estaba ella, tendida en la cama, desnuda, hermosa, con el cabello suelto y visiblemente excitada, ni una veta de vello en su cuerpo, un cuerpo perfecto, de concurso, el la miro por un rato y hasta dudo si debía poseerla, pensó que tal vez no seria adecuado, pero solo una fraccion de segundo, ya sin ropa, se fue sobre ella y comenzó a besarla como había querido hacerlo hace mucho tiempo, desde que la conoció, hacia ya muchos años, en sus epocas de estudiantes, empezó por su cuello, se veía tan frágil percibio su olor y le beso susurrándole al oido algo que ni el supo que fue, beso su boca y sintió el mundo a sus pies, encima de ella el se sentía el hombre mas afortunado del mundo en ese momento, beso sus pechos redondos y perfectos, no había visto unos así antes, los acaricio, los tomo en sus manos y jugo con ellos, al fondo se escuchaba a Mägo de Oz, en la Pc donde minutos antes habían estado jugando a excitarse; al ritmo de “y veras tu linda cara frente al espejo demacrada . . .” bajo por su vientre y empezó a besarle los muslos hasta llegar a donde había querido, la hizo vibrar con sus labios y con su lengua la hizo estremecer, ella solo gemía de placer, sin decir nada, era un momento raro, no se escuchaban sus voces ni susurros, solo al fondo se oia la voz de Jose Andrea, entonando “La danza del fuego”, cuando después de un rato de jugar con sus bocas, el estuvo dentro de ella, jugaron a llevar el ritmo, despacio y rápido, sin perder el compás, el sentía su estremecimiento, ella lo disfrutaba a el, sin parar, sin dejar de jugar, de disfrutar, el no quería terminar, quería estar así por siempre, aguantar mucho más, al ritmo de “Aquelarre” jugo en ella, después de un rato, ya bañados en sudor, y con la excitación al máximo, en una sincronizacion casi perfecta, al compás de “ Soy Astaroth, soy belial, soy lucifer, soy tu buda, soy tu chulo, lo que quieras tu . . .” llegaron al climax, exhaustos y en medio de un ambiente que jamás, hasta el día de hoy según palabras de los dos, han podido repetir.
No han podido repetir aquella experiencia, hace años de aquel día, separados por el destino y por sus vidas no se han encontrado, pero tal vez viven en espera de repetirlo.